En San Cristóbal Huichochitlán, Toluca, María, Estela y Antonia entrelazan fibras de palma para crear maravillosas luminarias. Esta práctica transmitida de generación en generación es la realización de un ritual doméstico inalienable, más antiguo que la cerámica. La destresa de estas maestras artesanas otomíes permite convertir fibras vegetales en obras de gran delicadesa y rareza.